sábado, 15 de mayo de 2021

Los Gemelos


 
Bueno, ya se puede comer en el interior de los establecimientos de hostelería (y que dure, que será buena señal). Gran noticia para los hosteleros y para nosotros. A pesar de este mar de terrazas improvisadas que nos encontramos en la "tercera fase"  no era fácil dar con muchos sitios donde poder echarse algo con relativa tranquilidad.  Algunos, desafortunadamente, no tienen espacio, o medios para poder ofrecer más de lo que ofrecen. Y en la búsqueda nos hemos encontrado con terrazas con muy pocas mesas, lo que implica largas esperas, o que estemos muy apretados, y algunas en las que realmente no me sentaría tranquilo, ya que estaban colocadas a ras de carretera, pegaditas al carril donde pasan los coches, sin más protección que unas simple vallas plásticas que poca resistencia pueden hacer ante una mala maniobra de un vehículo.

En el sitio del que les hablo hoy no han pasado por ese trance (si acaso, ver reducido el número de mesas para respetar la distancia), ya que la mayor parte del comedor está situado en un patio, bien cubierto con cañizo, bien ventilado y con muchas plantas y macetas, logrando un ambiente, de entrada, que invita a disfrutar de un buen rato, a poco que la comida ayude. Y ya adelanto que ayudó.

Llamamos antes para reservar, pero no hacen reservas, hay que ir allí, y si está lleno, anotarse y esperar. No se si lo hacen ahora, como otros sitios, por las circunstancias, o es costumbre habitual. El caso es que llegamos allí temprano, sobre la una y cuarto, y ya estaba lleno. Nos anotamos, y ya teníamos ocho mesas delante. Estuve a punto de desistir, ya he comentado que no soy de los que gusten esperar. Decidimos ir a la zona del muelle a echarnos unos camarones, volver a ver como había avanzado la cosa y decidir si quedarnos o no. Pues fueron unos 15 minutos, y al regresar éramos ya la siguiente mesa para entrar. ¡Que rapidez!. 

Dentro dimos un vistazo a la amplia carta (sólo de comida y postre, numerados hay más de 50 platos) que abarca de todo: cuchara, carne, pescado, marisco, ensaladas, quesos, jamón..., además de una pizarra con los fuera de carta. En fin, dificil será que no encuentren algo que les guste. Pulsando aquí pueden ver el detalle.

Nosotros pedimos Queso asado, con mojos y mermelada, muy bueno, acompañado de un poco de rica ensaladilla. También unos Calamares, en su punto y sabrosos. El pulpo frito era pura mantequilla, y acompañamos con unas papitas arrugadas para aprovechar esa salsa. Y terminamos con una tierna carne fiesta, buena, a la que quizá le encontré un poquito mas de sabor, que solventé con un poco del mojo rojo que vino con las papas arrugadas. Quedaron perfectas para mi gusto. Y de postre, un quesillo con nata, fresco y con una buena textura. Se come muy bien aquí, y, pese al jaleo, el servicio fué rápido y atento, se nota que están acostumbrados a estos llenos. Esto favorece que la comida transcurra a buen ritmo, y que el trasiego de mesas sea frecuente, con lo que todos ganamos. Y si encima el precio acompaña, miel sobre hojuelas. Lo que he detallado, mas siete panes (había mucho que untar y sopetear), una cuarta de vino afrutado, 3 refrescos y una botella de agua, por 57€. Para volver.

Dirección: Calle el Peñon 4.  PUERTO DE LA CRUZ
Teléfono: 922-370 133