Hace poco me llevaron a cenar ahí unos amigos, compañeros de trabajo en otra época. Para no perder el contacto, cada cierto tiempo nos reunimos en torno a una mesa y pasamos un rato agradable, aparcando por unos momentos el estrés y los problemas. Son bastante guachincheros, y conocen muchos sitios, algunos en lugares tan intrincados que luego, de día, no sé volver yo sólo. Por fin, ésta vez no tuvimos que ir por carreteras escarpadas o caminos de tierra a oscuras. Llegar es facilito, facilito. Salida de la autopista, desvío por la rotonda hacia la derecha, y un pequeño trecho, en bajada, nos lleva hasta el Guachinche de hoy.
De noche no aprecié bien el entorno donde está situado, pero sí lo hice cuando fuí con mi señora, un par de días después, para que probara ésa chuleta "que me quitó el sentío". A plena luz del espléndido día que hacía, ¡pedazo de sitio para tener una casa como ésa!. Allí cerquita del "risco", con una panorámica espectacular de la costa y de los altos de La Victoria y Santa Úrsula, que se puede apreciar desde la zona de aparcamiento en la entrada. Junto a ésta, la parrilla a pleno rendimiento preparando las carnes. Una casa grande, con unos bajos muy bien aprovechados (y supongo que rentables). Cero encalado, combinando paredes de bloques vistos con otras revestidas con piedra, y con la iluminación justita. El suelo de tierra y picón, junto con las mesas hechas con bobinas de cable, y las sillas creo que de bobinas de papel, le dan un aire a guachinche auténtico.
Además del comedor principal, dispone de otra habitación larga y estrecha, con una mesa hecha con tablas y burras, y con las mismas "sillas", ideal para celebraciones o grandes grupos. Como digo, unos bajos bien aprovechados. Hay bastantes mesas en el comedor principal, y aún así, cuando he estado se ha llenado rápido. He ido un par de veces más en poco tiempo, antes de ésta que les cuento hoy, ya que, al comentarle a algún conocido lo buena que estaba la chuleta, he terminado yendo con ellos a que lo conocieran. En ésta ocasión, fuí sólo con la familia, ya que mis hijos no la habían probado, y cámara en ristre, para contárselo aquí a ustedes.
Como habrán adivinado, la especialidad es la carne a la brasa. Y como habrán deducido, me encantó la chuleta de cerdo. Preparan unas grandes ensaladas, con un aguacate buenísimo, aguacates que en una ocasión tenían también a la venta, y nos llevamos un par de kilitos a buen precio. En las otras visitas probé la Asadura, estupenda, y la Carne de cabra. En esta ocasión, pedimos Garbanzas y Fabada, muy sabrosas, y un buen plato de Carne fiesta, con sus papas fritas. Le siguió el plato de carne. Cayeron dos chuletas y un bistec de cerdo. No había probado el Bistec. Estaba bueno, aunque me quedo con la chuleta Por si no lo he dicho, hacía tiempo que no probaba una chuleta tan buena, en su punto, tierna y jugosa. Sólo por ella, vale la pena ir, aunque el resto también está muy bien. Para beber, pedimos una cuarta de vino, 4 refrescos y agua. No hay postre ni café. Salimos muy a gusto, a reposar la comida asomados un rato en el muro del aparcamiento, admirando las vistas. Y pagamos 39 euros. Buen precio. En las ocasiones anteriores, no llegó la factura a 10 euros por persona. Un guachinche muy recomendable.
Dirección: C/ Camino del Mar 42. SANTA URSULA
Como bien dices Quico, hay que ir por la mañana para disfrutar de un paisaje idílico, el sitio es simpático con su suelo de picón las bobinas de cable de teléfono y esas cosas pintorescas para ser un guachinche y la carne es superfresca, tienen al carnicero descuartizando las piezas en un cuarto cerca de los fogones de leña, se come muy bien y precios razonables, el vino es de los que se puede beber tranquilamente y el servicio es rápido y amable, es un clásico en nuestra ruta de comercio y bebercio que tenemos un grupo de amigos…
ResponderEliminarAhora me entero que se llama así. Para toda la gente que conozco, debido a la tierra rojiza del suelo... Roland Garros!!
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