Si en el post anterior les comentaba que el sitio tenía trazas de Guachinche, éste de hoy, que me recomendó el amigo del blog Luis Merino, sería (hablo de la instalación) el Guachinche por definición. Está situado a la vera de una de las muchas cuestecitas de La Victoria, donde hay que dejar el coche, y luego recorrer un pequeño trecho hasta dar con la casa, rodeada de viñedos y de unas formidables vistas. Una vez dentro, comprende uno el porqué del apellido del Guachinche.
La casa, vieja, ofrece todos los encantos que adornan a los Guachinches clásicos: Entrando al pasillo, con suelo encementado de aquella manera, pared sin encalar y cañizo separando el camino de las viñas, se distribuyen un par de mesitas hechas con bobinas de cable, con sus taburetes de bobinas también. Al final de éste, una pequeña terraza junto a los viñedos, con otro par de mesitas, estas de las habituales. Y la habitación, si uno se pone a "decorarla" así adrede del tirón, no le queda igual. Suelo de picón, mezcla de diferentes tipos de mesas y manteles, más bobinas de asiento, paredes con todo tipo de desconchones y remiendos, desvestidas de encalado, pero no de detallitos. Parece que se les han ido añadiendo con el tiempo cositas encontradas aquí y allá, para dejarla decoradita: cuadros, reloj publicitario de pared, candelabros, útiles varios, altavoces..., y una especie de tapia de madera sobre el cual han ido dejando su huella, en forma de frase mas o menos original, algunos clientes. Y si necesita lavarse las manos, a la piedra de lavar del patio. Esto es un Guachinche. ¡Que pocilga más encantadora! (no voy a volver al tema. La referencia viene del post anterior).
De su cocina, no me acuerdo de todo lo que tenían, pero si de unas Lapas, que iba con intención de probar y al final no hice, Conejo asado, y creo que Ropa vieja, Carne de cabra, algo de pescado y carne a la Brasa. Si recuerdo un cartel que anunciaba para los Lunes Arepas asadas o fritas. Había unos cuantos platos más, aparte de lo que probamos nosotros, suficientes para un buen picoteo. El servicio, familiar y atento. Todo se prestaba para una buena sobremesa, porque además hacía un día estupendo, con algo de calor. Por una vez preferimos sentarnos dentro en vez de en la terraza. Aquella pintoresca habitación había que observarla con detalle.
Muy buena la carne a la brasa que preparan aquí. Después de unas ricas Garbanzas y unas crujientes y sabrosas Croquetas, le metimos mano a un tremendo condumio de Conejo, que nos encantó. Y para terminar, un estupendo, tierno y jugoso Bistec de cerdo. Los postres tampoco se quedaron atrás, esa rica Tarta de piña, o el Flan de chocolate. Todo casero. Para beber, una cuartita de vino, 4 refrescos y agua. Muy bueno todo, y también el precio: 32 euros justos, sin factura. Y tampoco me acordé de preguntar el teléfono, que siempre lo fío a verlo en la factura. Si alguien lo tiene, se agradece la información.
Dirección: Calle Pedro Hernández, 96. LA VICTORIA DE ACENTEJO