Aquí les traigo otro "Guachinche" donde disfrutar de una buena carne, en un ambiente ideal, con aire puro y buenas vistas. O, según el señor Peytaví, otra pocilga hedionda. Se ha lucido este señor con su comentario. No entro en si lleva o no razón en el fondo, pero, respetando su opinión, la mía es que en la forma, un par de pueblos si se pasó. Y no digo nada más. Para el que no sepa de lo que hablo, puede leer aquí el artículo y formarse su opinión.
Y dejando aparte el tema de normativas, si que creo que el término guachinche se ha desvirtuado un poco. El nombre en si mismo tiene un encanto especial, por lo que evoca: entorno rural, instalaciones austeras, paredes sin encalar, acondicionadas de cualquier manera, comida casera a buen precio, servida por gente sin experiencia en las más variopintas vajillas..., detalles que, paradójicamente, le conferían un ambiente confortable y familiar. Y creo que ese encanto se va a romper, como en la canción, de tanto usarlo. Ya cualquier restaurante es susceptible de llamarse Guachinche. Me parece que, cada vez más, se antepone la palabra "Guachinche" al nombre del establecimiento con la única intención de darle algo más de tipismo y atraer a los clientes al reclamo de comidita casera y precios tirados (que luego no se corresponde con la realidad, ni siquiera en muchos guachinches "auténticos"), tal vez para luchar contra lo que consideran competencia desleal de los guachinches de siempre. Y en cuanto a los precios, salvo habas contadas, ya no hay tanta diferencia entre los guachinches y los bodegones o restaurantes. Por lo demás, que regulen los que mandan, y que cada cual siga eligiendo libremente donde dejarse los cuartos.
Hay que ir aprovechando estos sitios, porque cuando se aplique, en unos meses, la normativa que los regula, a saber cuántos de estos "Guachinches" quedarán en pie. A veces me preguntan mi opinión sobre el tema de la aplicación de la normativa reguladora de estos negocios. No soy el más indicado para hablar sobre ese asunto. No conozco en su totalidad la normativa (ni falta que me hace), y además he empezado a frecuentarlos precisamente cuando más se han ido alejando de la normativa reguladora y se han acercado más a los Bodegones, ya que a mi no me iban demasiado los guachinches de "solo vino y agua, y tres platos". No soy bebedor de vino, más bien lo utilizo para darle algo de color y sabor al refresco. Pero, además de que en muchos casos se come muy bien, me gusta el ambientillo y el entorno de los guachinches.
Y dejando aparte el tema de normativas, si que creo que el término guachinche se ha desvirtuado un poco. El nombre en si mismo tiene un encanto especial, por lo que evoca: entorno rural, instalaciones austeras, paredes sin encalar, acondicionadas de cualquier manera, comida casera a buen precio, servida por gente sin experiencia en las más variopintas vajillas..., detalles que, paradójicamente, le conferían un ambiente confortable y familiar. Y creo que ese encanto se va a romper, como en la canción, de tanto usarlo. Ya cualquier restaurante es susceptible de llamarse Guachinche. Me parece que, cada vez más, se antepone la palabra "Guachinche" al nombre del establecimiento con la única intención de darle algo más de tipismo y atraer a los clientes al reclamo de comidita casera y precios tirados (que luego no se corresponde con la realidad, ni siquiera en muchos guachinches "auténticos"), tal vez para luchar contra lo que consideran competencia desleal de los guachinches de siempre. Y en cuanto a los precios, salvo habas contadas, ya no hay tanta diferencia entre los guachinches y los bodegones o restaurantes. Por lo demás, que regulen los que mandan, y que cada cual siga eligiendo libremente donde dejarse los cuartos.
En el caso de hoy, el sitio tiene todas las trazas de los típicos guachinches: Está en una casa apartada de la carretera (hay que estar atento al cartelito puesto en la rotonda, en la carretera que va de La Perdoma a La Orotava), accediéndose a ella por una pequeña pendiente donde poner a prueba el coche. Una vez dejado éste en el aparcamiento a la puerta, entramos en un amplio comedor, con suelo adoquinado, y diferentes tipos de mesas y manteles. Alli se encuentran la barra y la parrilla, y lo cierto es que ese día, aunque no había mucha gente, la actividad de la parrilla se notaba mucho en el ambiente, cargando con demasiado humo el comedor. Afortunadamente, el local cuenta con una estupenda zona de terraza, con sus sombrillas y su pequeño estanque. Allí se estaba de maravilla, disfrutando del espléndido día y de las vistas que ofrece la zona.
Además de la carne a la brasa, ya sea Chuleta o Bistec de cerdo, Chuletón de res o Costillas asadas, también podremos probar un poco de Queso blanco, queso Asado, Ensaladilla, Croquetas, Garbanzas o una buena Ensalada. La atención, muy familiar, con chicos bastante jóvenes atendiendo las mesas, y los mas veteranos bregando con las brasas. No sé si lleva mucho abierto, pero la falta de pericia en la labor de atender las mesas, compensada con amabilidad y voluntad, transmitía la sensación de llevar poco tiempo en esto, aunque es verdad que también es típica en muchos guachinches.
Teníamos ganas de carne, así que pedimos poco de picar, un platito de queso asado y unas garbanzas (muy ricas). Luego pedimos un par de bistecs de cerdo, y unas costillas asadas. La sirven por unidades, ya que nos preguntó cuantas queríamos. Repregunta lógica "¿De que tamaño son?". El camarero nos indicó, con el típico gesto de abrir el índice y el pulgar, un tamaño que vendría a ser como un paquete de tabaco. Lo que nos llegó en aquella bandeja tenía, exagerando un poco, el tamaño de un cartón de tabaco. Habíamos pedido dos para cada uno (8 en total), y ante la visión de aquella bandeja, que nos trajeron en plan parrillada junto con los bistecs, nos preguntábamos si íbamos a poder con todo eso.
Pues no pudimos, pero de pura gula casi lo hacemos. ¡Que buena estaba la carne, sobre todo las costillas!. Aunque el bistec no se quedaba atrás. Y también la carne que vi pasar para otras mesas tenía una pinta estupenda. Pero destaco las costillas asadas. Grandes, carnosas y muy jugosas. La verdad es que fueron muchas, y salimos repletos. Rematamos con un popurrí de postres, que no estaba mal, combinando repostería con fruta, en este caso sandía. De beber, una cuarta de vino, cinco refrescos y agua. La cuenta fué de 41 euros justos, sin factura de por medio (típico de guachinche también). Pese a que fueron muchas costillas, y podía haber salido por menos de no haber pedido tantas, es lo que comentaba al principio. El precio no está mal, pero se acerca cada vez más al de un Bodegón o un Restaurante. No es una queja, sólo una observación. Y comimos muy bien, que es lo que interesa, y lo que, en definitiva, también hace barato o caro a un sitio.
Dirección: Rotonda de San Antonio.
Lugar Montijos. LA OROTAVA.
Teléfono: 647-758 810
Bien cierto que los "GUACHINCHES" son autóctonos y "UNICOS" de la isla de Tenerife con su idiosincrasia y que son PATRIMONIO de nuestra isla, por lo que lo de la regulación debería ser el Cabildo de Tenerife quien regulara algo que es nuestro y genuino y no una "comisión" de la Consejería de Turismo liderada por una mujer no nacida en la isla de Tenerife, que ostenta un cargo político y que ella misma ha reconocido que en la vida ha estado en un "guachinche", ya por ahí empezamos mal, muy mal, esto es un bien cultural que empezó como una forma de aumento del sustento de los productores de vino de la zona norte de Tenerife y aunque ahora se han unido al carro muchos pequeños productores al carro de los "guachinches" haciendo que la oferta sea infinita por esta geografía nuestra, una de las mejores regulaciones son las demandas por parte del público que va a donde hay un buen vino y unas buenas viandas elaboradas con los productos de las huertas y granjas locales.
ResponderEliminarAnte las mentiras e insultos plasmados en la prensa por personas que no tienen el derecho de que los consideremos paisanos y que más bien emanan un odio hacia su tierra, aunque se les ha visto y tenido en esos lugares que ellos llaman "hediondos" comiendo y bebiendo eso si gratis y haciendo la pelota y bendiciendo al dueño de los caldos que se bebían, que personas de la más alta cualificación culinaria como son Ferrán Adrià, Juan Mari Arzak son habituales visitantes a los guachinches en sus frecuentes visitas a la isla de Tenerife y que Martin Berasategui que cada mes está en su restaurante del Hotel Abama y que es el UNICO restaurante con una estrella Michelin en Canarias, él y su equipo (su segundo jefe de cocina es tinerfeño) visitan estos lugares para sacar su esencia para esa cocina de alto standing que ellos ofertan a precios prohibitivos .
Bueno me he pegado un discurso arriba pero es por la indignación de tanto impresentable que tenemos en nuestra tierra y que son los peores enemigos que podemos tener para hundir nuestra cultura y nuestros negocios.
De este "guachinche" El Padrino, lo visitamos ayer viernes noche y como bien dices es nuevo, muy nuevo solo llevan dos meses, que son uno de los grandes productores de vino de una de las zonas nortes de la isla, y que los productos que ofertan son de muy primera calidad, ejemplo que la carne viene a diario del carnicero de ahí su frescura y lo mismo ocurre con el queso y el resto de productos que ofertan, piensan en mejorar las instalaciones para poder disfrutar de un lugar con muy buenas vistas y con un fogón que saca muy buenos olores cuando la carne esta encima de la parrilla, el bistec que nos comimos, estaba delicioso, en su punto y muy tierno, el vino bueno y esperando la apertura de la nueva cosecha que según dicen va a ser este año de una excelente calidad y cantidad no ha llovido y a la uva tanto sol le sube los grados y los taninos, aunque a los castaños les haya fastidiado y no encontremos castañas grandes y buenas en los puestos que están inundando las calles de La Laguna
Señores ustedes es que no entienden. El señor Peytaví, es un niño rico y fino. Estas personas solo van a restaurantes tipo los limoneros donde se codean con políticos y gente importante, o tipo Gom en Santa Cruz, y ya se creen que son Fernández Tapias te miran por encima del hombro y desprecian al resto de mortales que no somos de su linaje, no le den más vueltas, snobismo puro sin más.
ResponderEliminarPd: Felicitaciones por el blog al autor.