sábado, 26 de enero de 2013

La Graja


Había visto hace un tiempo un poco del reportaje que hizo sobre éste sitio Paco Martell. Por cierto, ¿donde estará ahora? (tras el cierre, y nueva apertura del canal de televisión, no he podido ver ningún video más). Me gustó lo poco que ví, y en cuanto tuvimos ocasión, allí nos acercamos. En este caso, la ocasión fué que, entrando en la autopista para ir al Norte, empezó a caer una tromba de agua impresionante, y, pensando en algún sitio cercano para no andar mucho por carretera con ese tiempo, lo recordé. Así que desviamos hacie El Portezuelo, en Tegueste.

El restaurante se ubica en lo que fué, durante mucho tiempo, uno de los restaurantes clásicos de la zona: El Parralito, en el que estuve varias veces, hace mucho tiempo, tanto que casi no tengo en la memoria como era por dentro, así que no sé si habrá muchos cambios en la decoración. Se decía en el reportaje que se había hecho cargo de sitio un matrimonio que venía de La Palma, de donde creo que era ella originaria, y que se habían traído algunas especialidades de allá para incorporarlas en este restaurante.   

La primera referencia (además del nombre) a la Isla Bonita se nota ya entrando en uno de los comedores, donde se aprecian unos grandes motivos, pintados sobre la pared, entre los cuales destacan unos danzarines enanos ejecutando el minué, símbolo de la fiesta más característica de allí. Comedores con pinta de nuevos, amplios, con muchas mesas, que curiosamente estaban vacíos, estando todo el mundo en el comedor de la entrada, junto a la barra.

Luego en su carta, destacar, por lo diferente, la Sopa de picadillo o el Potaje de trigo. Carta como a mi me gusta, no muy amplia, pero con bastante donde elegir. Pulsando aquí pueden verla (o casi. La foto quedó de pena, pero vale para que tengan la información). Nosotros comenzamos con un Escaldón, que estuvo regular, y que no tuvo peor nota porque lo elevó el excelente mojo, sabroso y espeso, que lo acompañó. Seguimos con una buena Ropa vieja, especialidad de la casa. También estaban buenas las costillas con papas y piña (que raro ver ese plato por la zona de El Portezuelo, ¿no?). Y terminamos con el plato más flojito: media ración de Calamares a la romana. Bien fritos, bien de harina, pero poco sabor. Terminamos con dos buenos postres, una Tarta de café y una Crema de piña, y un helado. Para beber, pedimos una cuarta de vino y cuatro refrescos. Con dos cafés, la cuenta final fué de poco más de 39 euros. No está mal de precio, aunque,  para ser sincero, no salí de allí con la satisfacción que esperaba. Fué todo muy plano, y me explico: No comimos mal, pero no hubo ningún plato con gracia, que nos hiciera levantar una pequeña exclamación, ni siquiera la especialidad de la casa. El servicio estuvo bien, aunque un poco frío y mecánico, y no era un día de mucha gente. Detalles que hacen que uno lo vea como un sitio correcto, pero al que no le encuentra el "gancho", el atractivo que nos haga apuntarlo para volver.


Dirección: Ctra. Portezuelo-Las Toscas, 278
TEGUESTE. Teléfono: 922-108 158

sábado, 12 de enero de 2013

Guachinche El Capitán


¡Como se me va "aguachinchando" (toma palabro) últimamente el blog!. Si hace un año no había muchos Guachinches por aquí, ahora no tendrán queja los guachincheros. Hay que aprovecharlos ahora, antes de que a muchos se los lleve por delante la nueva normativa. Además, con la que estamos pasando, hay que afinar la búsqueda del rincón donde poder comer bien y al mejor precio posible. Y en este sentido, los Guachinches son, en su mayoría, la primera opción. Este de hoy comparte, además de municipio, alguna característica con el del post anterior: sitio conocido, a tope los Domingos, pelín ruidoso, y con largas colas esperando mesa.

Y en ésta ocasión, en la que ya veníamos rebotados de varios sitios, y no teníamos ganas de seguir "rulando", nos pegamos la espera, que por falta de costumbre se me hizo eterna (fueron unos 30 minutos), paseando por la pequeña plaza que hay enfrente. Un grupo de gente que estaba allí antes que nosotros, amenizaba la espera con unos vasos de vino y unos platos de queso blanco, que degustaban de pié, en la misma carretera a las puertas del Guachinche.

Por fin nos tocó entrar. Interiormente parece más el típico Bodegón que tanto vemos por ese norte. salón no muy grande, acogedor, salvo cuando está lleno, como era el caso, en el que, cosa inevitable, el nivel de decibelios lo hace un poco incómodo. Tienen bastante en su carta donde elegir para un buen picoteo: Entre otras cosas encontramos desde las típicas y guachincheras Garbanzas, Fabada, Croquetas, Ensalada o Queso,  pasando por unas Costillas fritas, o Bichillo, hasta unas Lapas, Mejillones, Morena, e incluso unas Codornices.

Su especialidad son los Calamares a la romana, aunque, como también los tenían en salsa, y como amantes del sopeteo que somos, esos fueron los que pedimos. Estaban muy ricos. Nos decidimos también por probar unos crujientes Churros de pescado, una buena Carne fiesta, y terminamos con un estupendo Pulpo guisado, con sus papitas arrugadas. El servicio, pese al jaleo y a un pequeño retraso inicial, fué bueno y a buen ritmo. Se ve que están acostumbrados a lidiar con comedores a tope. De postre, pedimos un tiramisú o tarta de galleta. Para beber, la acostumbrada cuartita de vino, y 5 refrescos. Valió la pena la espera y el bullicio. Y el precio, muy bueno, unos 37 euros. Por eso se llena.

Dirección: Calle Capitán, 12. SANTA ÚRSULA
Teléfono: 646-145 976

sábado, 5 de enero de 2013

Guachinche Emilio y Mar


¡Por fin pudimos coger sitio en este Guachinche!. Incontables son las ocasiones en las que lo habíamos intentado después de que, hace meses, nos topáramos con él, saliendo de otro Guachinche por la zona de la Corujera. En esa ocasión nos llamó la atención lo lleno que estaba, y la cantidad de gente que esperaba por fuera, aún a esas horas. No me gustan demasiado los sitios pequeños cuando se llenan, pues normalmente suelen llevar consigo incomodidad, ruido y no muy buen servicio, pero después de pasar unas cuantas veces y verlo igual, ya nos picó la curiosidad de ver que se cocía, nunca mejor dicho, allí dentro. Así que, cada vez que pasábamos por la zona, era punto de parada, a ver si no había mucha gente. No había manera, y siempre nos íbamos. Hasta ésta ocasión, en que, aún habiendo gente dentro, no tuvimos que hacer cola, y cogimos mesa libre a la primera.

El local, no muy grande, alberga unas cuantas mesas con sus guachincheras sillas de bobina. Y, si, cuando se llena es un pelín ruidoso. Esas pocas mesas son la razón de que se llene tan rápidamente, sobre todo los Domingos. Ahora, la razón de que la gente espere por fuera todo el tiempo que lo hace, debe ser que se come muy bien. Al fondo, junto a la barra, el brasero a todo trapo desprendía unos olores que alimentaban. Tardaron un poquillo en atendernos, ya que empezaba a haber jaleo. Pero no demasiado. Mientras, echábamos un vistazo a la pizarra para decidir, y a ver la pinta de los platos que pasaban por allí.

Tenían bastantes cositas donde elegir: Ensalada, Queso blanco, Garbanzas, Carne de cabra, Carne fiesta, Carne mechada (o desmechada, según anunciaban. No sabía que se podía decir de las dos formas), Pimientos o Chistorras, y ya metidos en la brasa, Chuletón de res (por encargo), Chuletas, Bistec, Pechuga de pollo o Churrasco. Éste último nos llamó la atención por sus (grandes) dimensiones, además de por su buena pinta. Había que probarlo, así que, para que no nos pasara como otras ocasiones, que salimos "hinchados" con tanta comida, decidimos no pedir mucho picoteo antes.

Así que pedimos media ración de Garbanzas, muy ricas. También estaba sabrosa la Carne mechada/desmechada, de la que también probamos media ración. Lo que no logramos catar fué el sabor de las chistorras. Nunca llegaron, con el lío se olvidaron de ponerlas en la brasa, y ya, con el pedazo de churrasco en la mesa, no valía la pena que la pusieran. No las echamos de menos. ¡Tremendo churrasco!, por sus dimensiones y por lo bueno que estaba. Valió la pena esperar. Bien hechito, y sabroso. De postre, tenían dulces artesanos, de los de toda la vida. Aunque no eran, me recordaron los estupendos dulces de Casa Egón, en La Orotava. La lástima es que, cuando llegamos a los postres, se les habían terminado. Acompañamos con una cuarta de vino y cuatro refrescos. Comimos bien, y la factura fué de 35 euros. Comer cuatro personas por 35 euros no es caro, pero entrando en detalle, ya que hay por aquí siempre mucho interés en los precios, como no nos dió factura, y viendo lo que comimos (2 medias raciones), y bebimos, me pregunto cuánto costó el churrasco. Creo que era enorme en todo. Pero estaba muy bueno. Y como me quedé con las ganas, a Casa Egón que nos fuimos, a por unos dulcitos. Que les dejen mucho los Reyes.





















Dirección: C/ nueva Corujera, s/n. La Corujera
SANTA URSULA