Un restaurante no es sólo un buen local y una excelente comida. El servicio, sobre todo si es malo, dice mucho. No obstante, el restaurante me pareció muy bonito, en un enclave muy tranquilo, y se debe de comer bien. Como no soy rencoroso, y puede ser que la haya pillado en un mal día, seguro que acabaré visitándolo en un tiempo.
Me ha quedado un poco larga la perorata, así que vamos al lío. Afortunadamente, en la zona donde está el susodicho, hay abundancia de buenos restaurantes: recuerdo Casa Portela, el Lechero, la Tasca la Vereda etc... sitios que no he añadido aquí porque hace tiempo que no visito. Tendré que volver para actualizar la información, pero tengo buenos recuerdos de ellos; sin embargo, aunque había pasado muchas veces, no había entrado nunca en ésta tasca.
La entrada es pequeña y nos da paso a uno de los comedores, para no fumadores, pequeño y acogedor, con una estufa dándole mas calidez. Cruzando la puerta o a traves de un pasillo exterior que bordea un pequeño jardín se accede a la zona de fumadores.
La carta es bastante amplia y la componen variedad de entrantes, montaditos, revueltos, embutidos y carnes, principalmente. Fuera de carta tenían Cogollos con Anchoas y salsa César, Croquetas y Pulpo a la Gallega. Pedimos los cogollos, Papas Bravas, muy buenas y no muy picantes, Garbanzas (exquisitas), el mejor plato de Queso asado con miel de palma que he probado, bien bañado en miel, y unos Montaditos de Batata con migas de bacalao, alternando mojo verde y rojo sobre ellos, abundantes y deliciosos. Me llamó la atención un plato con una pinta excelente y que no vi en la carta, y eran unas brochetas de langostinos empanados con polvo de millo (maiz), que debían estar para chuparse los dedos.
Muy buena presentación de los postres que vi salir, sólo con ver los platos apetecía comerlo. en nuestro caso pedimos quesillo, muy suave y rico, servido con un barquillo en un plato muy bien decorado. Destacar también la Tarta de requesón y mango, el Brownie o el Principe Alberto, así como variedad de tartas heladas.
Todo en un ambiente tranquilo y acogedor, con un personal amable y atento (no va con segundas), y a unos precios más o menos en la media para una tasca: sobre 13/14€por persona.
Dirección: Camino Tabares, 18. Guamasa. Teléfono: 922-636 111
La entrada es pequeña y nos da paso a uno de los comedores, para no fumadores, pequeño y acogedor, con una estufa dándole mas calidez. Cruzando la puerta o a traves de un pasillo exterior que bordea un pequeño jardín se accede a la zona de fumadores.
La carta es bastante amplia y la componen variedad de entrantes, montaditos, revueltos, embutidos y carnes, principalmente. Fuera de carta tenían Cogollos con Anchoas y salsa César, Croquetas y Pulpo a la Gallega. Pedimos los cogollos, Papas Bravas, muy buenas y no muy picantes, Garbanzas (exquisitas), el mejor plato de Queso asado con miel de palma que he probado, bien bañado en miel, y unos Montaditos de Batata con migas de bacalao, alternando mojo verde y rojo sobre ellos, abundantes y deliciosos. Me llamó la atención un plato con una pinta excelente y que no vi en la carta, y eran unas brochetas de langostinos empanados con polvo de millo (maiz), que debían estar para chuparse los dedos.
Muy buena presentación de los postres que vi salir, sólo con ver los platos apetecía comerlo. en nuestro caso pedimos quesillo, muy suave y rico, servido con un barquillo en un plato muy bien decorado. Destacar también la Tarta de requesón y mango, el Brownie o el Principe Alberto, así como variedad de tartas heladas.
Todo en un ambiente tranquilo y acogedor, con un personal amable y atento (no va con segundas), y a unos precios más o menos en la media para una tasca: sobre 13/14€por persona.
Dirección: Camino Tabares, 18. Guamasa. Teléfono: 922-636 111