Otro restaurante que ayuda a romper el mito ése de que en el Sur no se come bien, que sólo hay comida para güiris y poco más. Pues dénse un salto por San Miguel si quieren disfrutar de una buena cocina canaria "de autor", como promociona su dueño, promoción que hace de cada plato de la carta que nos recita, detallando cada ingrediente que lleva, y contando anécdotas sobre los mismos. Se nota que está orgulloso de lo que hace, y en verdad que los platos que probamos anticipo que estaban todos muy buenos.
Es fácil de llegar (además de tener aquí el plano), ya que, una vez que abandonamos la autopista por la salida de San Miguel-Las Chafiras, solo hay que seguir la carretera general hasta el pueblo, y allí ya esta señalizado por dónde ir para dar con la tasca.
Es una casa canaria antigua, que por lo que nos cuenta, antes fué un estanco y oficina de correos (de ahí el nombre de la calle) que han acondicionado, quedando una tasquita pequeña, acogedora, con una mesa junto a la barra, y otras poquitas en una pequeña tronja en la parte alta subiendo una escalerita de madera. Un sitio íntimo y coqueto, atendido por su propietario, que se desvive, a veces en exceso, porque disfrutemos de la estancia y de la comida. También es verdad que ése día había poca gente y podía dedicarle más tiempo a cada mesa. Lo cierto es que al principio me dió un poco de mala espina el que no hubiera sino una mesa cuando llegamos (Domingo sobre las 2 y algo de la tarde), y que durante todo el tiempo que estuvimos lo máximo fueron 3 mesas, pero supongo que habrá días mejores y peores, como en todo, y, a medida que fuimos comiendo, se me pasaron los miedos.
Tienen una carta bastante amplia con comida canaria hecha "a su manera", como nos repetirá su propietario constantemente. Les detallo lo que probamos: De entrada te sirven el pan, normal y tostado, junto a un cuenco con chorizo palmero y otro de almogrote gomero elaborado por ellos, muy suave y sabroso. Pedimos una especie de rollitos de primavera, pero con el relleno compuesto de jamón y queso, junto con una fritura con verduras, no recuerdo cuales, que estaban muy buenos. Le siguió un plato original: plátano con panceta frito, una especie de croqueta donde el plátano es el relleno, se enrolla en panceta (bacon), se reboza y se fríe. No es para tirar cohetes, pero está bueno. Comimos también unas originales croquetas hechas de morcilla y un poco de galleta. El queso asado lo puedes pedir con diferentes confituras: nosotros probamos uno con mojo y otro con mermelada de tomate, exquisito. No podían faltar las garbanzas, hechas "como se hacia antiguamente", según nos contó, sin chorizo, sin morcilla y sin otro ingrediente adicional que no fuera carne de cerdo. La verdad es que estaban sabrosísimas, de las mejores que he probado. Y realmente buenos, buenísimos, la carne frita al mojo, una especie de la típica carne fiesta, pero la sirve bañada en la salsa, excelente; y el hígado de cerdo en salsa (asadura), también delicioso, acompañado de papas arrugadas.
De beber un poco de vino de la casa servido en una jarra fría de barro, como siempre rebajado con Seven Up, con lo cual no puedo opinar sobre la calidad del vino; unos refrescos y agua. También tienen gran variedad de postres y helados "todos caseros", pero pedimos sólo un quesillo porque estábamos ya llenos. Por cierto el quesillo estupendo. Finalizamos con café "casero", de cafetera de toda la vida. Luego nos brindó unos chupitos, y nos salió por unos 19€ por persona. Un buen sitio por el que vale la pena pegarse, en mi caso, más de 100 km de viaje en coche.
Dirección: C/ Estanco 3. San Miguel de Abona. Teléfono: 922-700 463.Es fácil de llegar (además de tener aquí el plano), ya que, una vez que abandonamos la autopista por la salida de San Miguel-Las Chafiras, solo hay que seguir la carretera general hasta el pueblo, y allí ya esta señalizado por dónde ir para dar con la tasca.
Es una casa canaria antigua, que por lo que nos cuenta, antes fué un estanco y oficina de correos (de ahí el nombre de la calle) que han acondicionado, quedando una tasquita pequeña, acogedora, con una mesa junto a la barra, y otras poquitas en una pequeña tronja en la parte alta subiendo una escalerita de madera. Un sitio íntimo y coqueto, atendido por su propietario, que se desvive, a veces en exceso, porque disfrutemos de la estancia y de la comida. También es verdad que ése día había poca gente y podía dedicarle más tiempo a cada mesa. Lo cierto es que al principio me dió un poco de mala espina el que no hubiera sino una mesa cuando llegamos (Domingo sobre las 2 y algo de la tarde), y que durante todo el tiempo que estuvimos lo máximo fueron 3 mesas, pero supongo que habrá días mejores y peores, como en todo, y, a medida que fuimos comiendo, se me pasaron los miedos.
Tienen una carta bastante amplia con comida canaria hecha "a su manera", como nos repetirá su propietario constantemente. Les detallo lo que probamos: De entrada te sirven el pan, normal y tostado, junto a un cuenco con chorizo palmero y otro de almogrote gomero elaborado por ellos, muy suave y sabroso. Pedimos una especie de rollitos de primavera, pero con el relleno compuesto de jamón y queso, junto con una fritura con verduras, no recuerdo cuales, que estaban muy buenos. Le siguió un plato original: plátano con panceta frito, una especie de croqueta donde el plátano es el relleno, se enrolla en panceta (bacon), se reboza y se fríe. No es para tirar cohetes, pero está bueno. Comimos también unas originales croquetas hechas de morcilla y un poco de galleta. El queso asado lo puedes pedir con diferentes confituras: nosotros probamos uno con mojo y otro con mermelada de tomate, exquisito. No podían faltar las garbanzas, hechas "como se hacia antiguamente", según nos contó, sin chorizo, sin morcilla y sin otro ingrediente adicional que no fuera carne de cerdo. La verdad es que estaban sabrosísimas, de las mejores que he probado. Y realmente buenos, buenísimos, la carne frita al mojo, una especie de la típica carne fiesta, pero la sirve bañada en la salsa, excelente; y el hígado de cerdo en salsa (asadura), también delicioso, acompañado de papas arrugadas.
De beber un poco de vino de la casa servido en una jarra fría de barro, como siempre rebajado con Seven Up, con lo cual no puedo opinar sobre la calidad del vino; unos refrescos y agua. También tienen gran variedad de postres y helados "todos caseros", pero pedimos sólo un quesillo porque estábamos ya llenos. Por cierto el quesillo estupendo. Finalizamos con café "casero", de cafetera de toda la vida. Luego nos brindó unos chupitos, y nos salió por unos 19€ por persona. Un buen sitio por el que vale la pena pegarse, en mi caso, más de 100 km de viaje en coche.
Siempre que vamos al sur, nos acercamos a la tasquita de Nino. La comida es excelente; el servicio no lo he visto ni en el mejor restaurante; el sitio tiene un encanto indudable...Es en las cenas cuando suele estar lleno, por lo que recomiendo que reserven antes de acercarse.
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