sábado, 27 de agosto de 2011

Los Loros


Los Loros. Éste nombre lo tengo asociado en mi memoria a coches, y pruebas de rallies (la subida/bajada a Los Loros, en Arafo). Rallies a los que no iba nunca, a pesar de que los amigos me insistían. No me gusta nada el mundo del motor, y no le veía la gracia a pasar horas esperando para ver pasar un coche durante un par de segundos. Con todo el respeto para mis amigos y para la gente que si le gusta. A mi me encanta el fútbol, y entiendo que haya gente a la que le parezca poco interesante ver a alguien corriendo para patear un balón, o un tobillo, o retorcerse en el suelo con un dolor infinito en la cara, producido por un roce en el hombro (¡Ay Pedrito, que noche la de aquel día!), o meterle a otro el dedo en el ojo (Sorry, Mou. Uno es merengón y te admira como entrenador, pero hay cosas que sonrojan y no se pueden defender. Éso no se hace, hombre). Bueno, que me desvío del tema. Decía que no había estado nunca por ésta zona de Arafo, y, en éste verano que no es ni chicha ni limoná, a falta de calor que abra las ganas de playa, nos hacemos éstas pequeñas excursiones para conocer sitios nuevos.

Paramos en éste restaurante, una gran casa solitaria en medio del camino, que por los aparcamientos al borde de la entrada parecía ser parada habitual de motoristas. La imagen del Google Maps que les he puesto no llega hasta allí, pero es sencillo, sólo hay que seguir recto desde donde les he dejado, por la carretera general, y lo encuentran a mano izquierda. Al entrar encontramos la barra y el primer comedor. Me dió la impresión de que el sitio ha vivido épocas mejores, y que estaba un pelín desangelado. No digo sucio ni mucho menos. Sin entrar en mucho detalle, era lo que aquí llamaríamos un poquito "dejado". Cruzando el umbral se accede a otro comedor más grande. Éste si ofrecía un aspecto mucho mejor. De hecho, parecen dos sitios diferentes. Con mucha luz exterior, gracias a los ventanales de que dispone, que a su vez nos brindan unas preciosas vistas del Valle de Güimar. Tiene también una pequeña barra, techo recubierto con tela, y está equipado con todo lo necesario para organizar allí una buena celebración: televisor de plasma, proyector con pantalla gigante, altavoces, focos, e incluso, aunque no conjuntaba mucho con un salón destinado a ser un comedor, disponían de máquinas para jugar a los dardos o un billar.

Centrándonos en la comida, la carta no es muy amplia, pero hay donde elegir para un buen picoteo: Ensalada, Queso blanco, Bistec o chuleta de cerdo, Carne de cabra, Albóndigas, costillas asadas, Pulpo frito o Pollo a la Broaster, plato éste que había visto varias veces, pero nunca había probado, así que lo pedimos. La verdad es que está estupendo, bien fritito y crujiente. La textura era un poco diferente a los que había visto antes, pero estaban muy buenos, acompañados de unas papas fritas. Pedimos también unas ricas croquetas caseras, una buena carne fiesta con papas fritas, y unas Garbanzas, que estaban muy sabrosas. De postre, quesillo y una crema de tres leches. Nos bebimos una cuarta de vino, unos cinco refrescos y agua. Con dos cafés, nos quedamos satisfechos, por unos 45€. El día se fue poniendo espléndido allí arriba, y se estaba muy a gusto disfrutando de la tranquilidad, de las vistas, y de lo bien que nos atendieron, dicho sea de paso. Buen sitio para ir cuando visiten Arafo. Por cierto, precisamente éste próximo Lunes 29 es día festivo allí, el último de sus fiestas patronales.

Dirección: Carretera a la cumbre, Km. 5. ARAFO.
Teléfono: 922-513 977

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