sábado, 4 de agosto de 2012

San Diego

No me entusiasman los restaurantes que parecen enfocados a atraer a "guiris", y turismo en general.  Son muchos los que ofrecen fuegos de artificio en forma de cartas inmensas,  con infinidad de platos, tantos que los tienen que numerar, con banderitas y fotos de la "canarian food", que luego ni es "canarian", y a veces ni siquiera es "food". Y la calidad y el servicio no se corresponden en absoluto con la clavada final en la factura. A mi, no se por qué, este sitio, que además no está lejos de la playa, me daba ésa impresión. Ya conté aquí la aventura de encontrar sitio en un restaurante el día de la Madre. Pues ese día, cuando ya empezábamos a desesperar por no encontrar sitio, y pese a que no me gustaba mucho, paramos también aquí

Viendo su carta (85 platos, más cuatro menús de niño, y más de cincuenta referencias y tamaños de vinos) parecía confirmarse esa impresión. Tampoco había sitio, pero, una vez dentro, aquello no se correspondía con la (mala) imagen que yo tenía. Pese a que estaba lleno, no había jaleo, ni platos con comida "de chiringuito". Por no haber, no vi ni "guiris". Hablando con una de las camareras, me dijo que allí preparaban los mejores Calamares a la Romana de la isla,  y tal era su seguridad que nos "retó" a comprobarlo. Nos marchamos, pero con idea de volver otro día.

Hace poco fuimos con unos amigos, y al entrar, la imagen era incluso mejor. Ese día no había mucha gente, estaba muy tranquilo parecía hasta mayor, y con mejores vistas sobre la zona del Bollullo. Tiene varios comedores. Uno pequeño en la zona de la barra, con bancos sin respaldo, donde por cierto, vi como un grupo de personas, que venían de la playa, ocupaba unas cuantas mesas, y, tras pedir un par de refrescos y cervezas, sacaban de los bolsos unos bocatas y unas fiambreras, y allí mismo dieron cuenta de ellos. Debe ser habitual, o sería por educación, porque allí nadie se inmutó. A mi no me parece normal, pero bueno.... como todos cojan la costumbre, menudo negocio.  Como decía, luego tiene dos comedores más en diferentes plantas. Decorado estilo rústico, con mucha madera, laja vista en las paredes y techo cubierto con cañizo.

Con el número de platos de la carta, acabaría antes diciéndoles qué es lo que no tienen. Hay de todo. Por destacarles algo, aparte de lo que comimos nosotros, me llamó la atención la Ensalada pareja feliz, los Pinchos morunos, el Tomate con gambas al ajillo, las Fabes con Bacalao o el Solomillo de cerdo ibérico con salsa de mostaza y naranja. El servicio y la atención fueron muy buenos. Tienen bastante personal, y muy atento.

La presentación de los platos, confirmó mi poco ojo para clasificar los sitios a la primera impresión. Nada que ver con  los "chiringuitos". Una presentación muy cuidada, que invitaba a comérselo. Y el sabor, en consonancia con la presentación. Nos pusieron para empezar  un poco de almogrote (bueno, un poco. El equivalente casi a dos botes pequeños). Pedimos un rico revuelto de queso y aguacate, una bandeja de Chistorras, una Ropa vieja muy sabrosa, Pulpo frito, Papas arrugadas con mojo para acompañar, y, por supuesto, sus famosos Calamares a la romana. No diré que son los mejores de la isla, (¡anda que no me quedan sitios en la isla por probar todavía!), pero si están entre los tres mejores que he comido. Tiernos, sabrosos, y con el punto justo de fritura y harina. De postre, algún helado, un postre de mango y un mousse de chocolate. Caseros y muy buenos. Nos bebimos un litro de vino, unos nueve refrescos, y agua. Y de precio no está mal, pagamos unos 83 euros, que saldría a unos 12 euros por persona. Nada que ver con lo que yo pensaba del sitio. Muy recomendable.


Dirección: El Rincón, 43. LA OROTAVA
Teléfono: 922-331 242

1 comentario:

  1. El sitio estupendo, fuimos por ese pulpo frito y no defraudo en nada, estaba riquísimo, mira que hace años este plato no era conocido y solo lo podía conseguir en un bar de Tincer, luego la Cofradía en Candelaria llevo sus añitos con este plato estrella, ahora en muchos sitios ya se puede catar, pero muy pocos mantienen un buen estándar de calidad y el que probé anoche aquí, estaba realmente muy bueno.
    El sitio es bonito, está limpio y el ver la cocina abierta (Tiene una cristalera) da garantías, la camarera una puntal como dices Quico, trabajadores así hacen mucho y bien por los negocios y lo que cenamos estaba muy rico, siendo los precios muy ajustados a lo que te ofrecen, la carne pasa por un asador con fuego de madera y se nota su rico sabor impregnado en el aroma de las resinas, muy recomendable el sitio, lo anoto en mis sitios donde ir…

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