
¡Vaaale!. Aceptamos barco como animal acuático. Y ya no voy a quejarme más de que algunos sitios se autodenominen Guachinche (y, para más redundancia, Guachinche Canario, como si lo hubiera de otro sitio) cuando no lo son, ni en la acepción en sí del nombre ni en adaptarse a la regulación de un guachinche. Porque los Guachinches están regulados, desde los meses de apertura (que no es todo el año, sólo mientras tengan vino) hasta el número máximo de platos en la "carta", e incluso creo que un tratamiento fiscal diferente. Pero si un sitio, atendido, como mínimo, por unas ocho o diez personas, con más de una treintena de platos donde elegir, que está situado en Guargacho (Sur de Tenerife) y el vino que vende es de más de 75 kilómetros hacia el Norte (Tegueste), que abre todo el año (eso si, cierra los Lunes), digo, si se quiere llamar Guachinche, y Canario, y de Tenerife, pues vale. Por mí, a partir de ahora, si hacen bien de comer, como en éste caso, que se llame como quiera.
El aspecto podría parecer el de un Guachinche.

El de uno muy grande. Suelo de tierra, mesas y sillas austeras y de diferentes estilos, etc... . Está junto al acceso a una finca donde se crían corderos y ovejas autóctonas que se alimentan exclusivamente de los restos vegetales de la finca (esto lo leí en un recorte de periódico que vi por allí). En ésta finca se pueden adquirir frutas, hortalizas y cordero. Al entrar al restaurante nos encontramos con dos amplias estancias. Una cubierta y más oscura (de hecho, viendo algunas fotos que saqué parecería que es de noche), con mesas redondas y sillas plegables de madera, junto a la entrada, donde también está la barra. Tras ésta, por las cristaleras se puede ver al personal afanándose en las parrillas en una especie de patio/cocina. Al lado, y pegada a la finca, una terraza, cubierta también pero donde las paredes de plástico dejan entrar bastante más claridad. Aquí las sillas son las típicas plásticas de terraza. Una fuente, una jaula con pájaros y periquitos, y los árboles de la finca nos transmiten una tranquilidad y una sensación de estar bastante más apartados de los escasos cincuenta metros que

nos separan de la carretera. Tranquilidad que se rompe en menos de media hora, ya que en ése tiempo se llenó hasta la bandera. Nosotros entramos un poco antes de la una de la tarde, que es cuando abre el comedor, para ver si el sitio estaba bien y demás. Nos gustó, y le dijimos al camarero que volveríamos en una media horita, si podíamos reservar. Nos recomendó que nos quedáramos, ya que no pueden guardar mesa, porque se llenaba rápido. Aunque me sonó a fanfarronada (no había nadie todavía, y con lo grande que es), le hicimos caso. Y menos mal.
¿Por que se llena tan rápido?. Vamos a verlo. Como

decía, más de una treintena de platos en la carta: desde Queso, Ensaladas, Salchichas, Morcillas, pasando por Cazuela, Pescado encebollado, Cherne, Calamares o Puchero, y mucha carne: Carne fiesta, Carne de cabra, Bistec y Chuleta de cerdo o ternera, Chuletón de buey, Pollo, costillas, o, por supuesto, Cordero. Además en la entrada ponen una pizarra con las sugerencias del día (ése Domingo paella).
Nosotros, tras dos rondas de pan con ali-oli muy rico en la espera, pedimos unas Garbanzas, muy sabrosas; Un gran plato de Asadura, la carne estaba bien, y la salsa mejor; Un plato de Conejo al ajillo, también muy bueno, y al final lo mejor, y ya casi llenos; el pedazo de bistec de cerdo como hacía tiempo no comía. Regamos con medio litrito de vino y unos cuatro o cinco refrescos y agua. De postre, sólo un quesillo, y un café. Pese a estar hasta los topes, no había demasiado ruido, se estaba confortable, y el servicio, muy atento y rápido. Como detal

le, a mitad de la comida, un camarero, supongo que el encargado, vino a nuestra mesa a pedirnos disculpas por el retraso, y a decirnos que enseguida nos sacaba algún plato más. Yo ni lo había llamado, y ni me había dado cuenta, entretenido comiendo y charlando, pero creo que el "retraso" era de menos de diez minutos, y ya nos habían servido un par de platos. Al final, nos fuimos encantados con el sitio, y con lo que pagamos, exactamente 38,80€. El precio si es de Guachinche. Por eso se llena. Al salir, vimos que la cola de gente esperando bajaba todas las escaleras, hasta el aparcamiento de tierra de la entrada. Calculo unas treinta personas. Increíble.
Dirección: Finca El Lomo nº 1. Guargacho
SAN MIGUEL DE ABONATeléfono 922-734 171